¿Mindfulness (parte 2)?: la volatilidad de la materia



Se abre el telón.

En  la escena aparecen dos personas sentadas una frente a la otra. Sobre la mesa que las separa, dos tazas de café. A la derecha, una habla. Aparentemente la de la izquierda escucha. La persona que habla, la de la derecha, gesticula con vehemencia, mueve enérgicamente las manos y el cuerpo.

La otra persona, la de la izquierda, eres tu. Tu cuerpo está ahí, ves a la persona que tienes en frente pero NO ESTÁS PRESENTE.

Desde esta nueva perspectiva lo tienes claro. Puedes percibir el movimiento rápido de los labios de la persona de la derecha, de la que habla. Ves sus ojos abiertos, te llegan sonidos a modo de un murmullo ahogado, pero, NADA… no estás ahí. «No tengo ni idea de qué rayos me está hablando», te dices interiormente. Tu mente está en un lugar y un espacio diferente. Puede que viajando al pasado o al futuro. Entre conversaciones internas, imágenes e historias, lejos de allí…

Y, desde esta perspectiva privilegiada, como espectador de la historia, observas tu cuerpo sobre la escena, te percibes a ti mismo/a allí sentado/a, a la izquierda. Es como si realmente no estuvieras ahí. Difuminado/a como en un sueño. Como si no tuvieras peso, y tus pies ya no tocaran el suelo. Como el humo de un cigarro que se desvanece. O como
cuando pasas un algodón empapado en alcohol sobre una superficie y, en cuestión de segundos… ¡se ha volatilizado! Algo así te ha ocurrido. Sencillamente, ya no estás allí. A todas luces, ¡¡esto no es mindfulness!!

La persona de la derecha, la que habla, para de repente en seco su discurso. «¿Me estás escuchando?», pregunta. Ella también ha percibido de alguna manera cómo te desdibujabas. En ese mismo instante, te materializas de nuevo. De éter pasas a cuerpo y le contestas. «Sí, disculpa, ya estoy de nuevo contigo». Te tocas una
mano con la otra. Sí, eres real, al menos tu tacto te regresa al aquí y al ahora. Estás de nuevo. Respiras profundamente y sientes tu corazón latir. Percibes bajo tus pies el escenario de tu vida. ¡Ahora sí! Ahora OCUPAS la silla que te corresponde, ESTÁS PRESENTE. Escuchas a quien tienes enfrente. Y, el café, sabe a café.

Se cierra el telón.

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