A partir del 1 de Enero…


calendarioEn la horas que llevamos del nuevo año, he perdido la cuenta de cuántos han sido los buenos propósitos que he escuchado/leído entre mis contactos tangibles y virtuales. Han sido muchos y de lo más variopinto, desde el clásico “a partir de mañana bajo esta tripita”, pasando por “juro que no volveré a fumar” (aún bajo los efectos de la intoxicación de Nochevieja), hasta otros mucho más actuales como el de “de mañana no pasa que aprenda a utilizar el “güasap”.

En realidad tenemos 365 días al año para proponernos nuevas metas, nuevos objetivos y sin embargo, a menudo, en un acto de autoconvencimiento profundo, acompañado por el mantam “a partir del 1 de Enero”, postergamos la proyección de un nuevo plan todo un año, como si el acto de arrancar una hojita más del calendario contuviera en sí la esencia del cambio.

¿No es fascinante el modo en el que el contexto temporal nos puede influir en nuestra toma de decisiones? ¿Qué tiene de diferente la mañana del día 1 de Enero de la mañana del 15 de Mayo o del 13 de Febrero?  ¡No sabes la que armaste, Papa Gregorio XIII, cuándo reformaste el calendario! ¿Mira que establecer un año en 365 días? ¿No se te ocurrió que muchas personas podrían escudarse en la excusa de “a partir del año que viene”? ¿Cómo no se te ocurrió establecer años de 1 día? ¿Sabes la cantidad de cervezas, cigarros, comilonas, licencias de todo tipo que nos permitimos en los últimos días del año, bajo el pensamiento de “ya sólo quedan unos días para el nuevo año”?

Fueran los años de 1 día o de 100 días o de 365, cierto es que, los condicionantes temporales son grandes aliados que utilizamos cuando buscamos excusas para no emprender giros en nuestra vida.

Y, como este año uno de mis propósito es vivir la vida con aún más humor, os dejo un monólogo del Club de la Comedia con el que, seguro que se os escaparán, como a mí, más de una carcajada.

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